Este año, el debate por la legalización del aborto, contribuyó a la discusión sobre la separación Iglesia- Estado. En consecuencia, aumentó el interés por realizar el trámite de apostasía.

La apostasía, es la renuncia a la creencia de una determinada religión, también posee otros significados como la salida de una orden religiosa, el abandono de un partido para entrar a otro, o incluso el cambio de opinión o de doctrina. Pero en este caso, me ocuparé de la apostasía referida al catolicismo. Entonces, apostatar significar abandonar la creencia en la Iglesia Católica.

Argentina, es uno de los pocos países de Latinoamérica que no separó la Iglesia del Estado. Esto, tiene sus raíces en el periodo colonial (entre siglos XVI y XIX), ya que el Imperio español concebía la unión de la sociedad a través de la fe de la Iglesia Católica, es decir que la única religión permitida en el territorio colonizado, era el catolicismo. Claramente, esto pudo verse con la expansión de la orden jesuítica en diversas provincias del país, principalmente en Córdoba, siendo ésta el centro jesuítico.

En 1853, la Constitución Nacional estableció la libertad de culto a través del artículo 14, pero por otro lado, el artículo 2 dispuso la obligación del Gobierno federal de sostener el culto católico apostólico romano.

De esta manera, la Iglesia Católica es considerada la institución religiosa de mayor representatividad en el país, pero frente a esto se encuentra la poca claridad sobre la cantidad específica de fieles que posee.  La página oficial de Apostasía Colectiva, expresa: “Dado que la Iglesia considera a cada bautizado como un integrante más del catolicismo, el proceso de ingreso a la institución católica es tan claro como irregular. Un bebé de cinco días de vida adhiere al catolicismo (lo que implica creer en todos sus dogmas, como la resurrección de Cristo, la Santísima Trinidad o la transubstanciación del pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo) por el solo hecho de estar bautizado. Independientemente de lo que decida cuando tenga edad de hacerlo, y de cómo se posicione respecto a temas de religión, el niño en los papeles ya es católico. Así, si bien en un trabajo del CONICET el 71% dijo que son los hijos e hijas los que deben elegir su propia religión, los registros de la Iglesia parecen demostrar que en la práctica esto no sucede.”

Financiamiento de la Iglesia Católica

Lo recibe por parte del Estado para:

  1. El salario de algunos de sus miembros
  2. Refacciones de sus estructuras parroquiales
  3. Subsidios para colegios religiosos

Hay tres leyes que abalan el primer punto:

La Ley 21.950 otorga a la Jerarquía Eclesiástica una asignación mensual equivalente a un porcentaje de la percibida por el Juez Nacional de Primera Instancia. La Ley 22.162, concede una asignación mensual a los sacerdotes o curas que se encuentren en zonas de frontera o muy desfavorecidas. La Ley 22.950, en su primer artículo expresa: “El Gobierno Nacional contribuirá a la formación del Clero Diocesano, para lo cual los Señores Obispos residenciales o quienes hagan canónicamente sus veces percibirán en concepto de sostenimiento mensual por cada alumno de nacionalidad argentina del Seminario Mayor perteneciente a la propia jurisdicción eclesiástica, el equivalente al monto que corresponda a la Categoría 10 del Escalafón del Personal Civil de la Administración Pública Nacional.”

Este financiamiento, responde a la obligación del Estado de sostener al culto católico apostólico romano, expresado en el artículo 2 de la Constitución Nacional.

¿Por qué cada vez son más quienes quieren apostatar?

En los últimos años, en Argentina, la Iglesia católica cumplió un rol protagonista en las manifestaciones en contra de los derechos sociales: en 1987, movilizó a sus fieles en contra de la ley de divorcio; en el año 2010, fue contra la ley del matrimonio igualitario; y en la actualidad, contra la legalización del aborto.

Como reacción, miles de argentinos bautizados se sumaron en los últimos meses a la campaña de apostasía colectiva para dejar de pertenecer al catolicismo. A ello, se le suma el peso de la historia del catolicismo en nuestro país, y el financiamiento y respaldo del Estado a la Iglesia, que despiertan aun más la necesidad por un Estado Laico.

¿Cómo apostatar?

Primero, se debe enviar a la diócesis correspondiente, una carta con la decisión de dejar de pertenecer a la Iglesia Católica, además debe pedirse la modificación de los registros donde figuramos como católicas o católicos. Desde la página de Apostasía Colectiva, se puede descargar un modelo de carta.

La carta puede enviarse por correo o puede ser entregada personalmente, pero en todos los casos es necesario tener una constancia de entrega

La carta exige una respuesta favorable en el término de cinco días. Pero, lamentablemente no sucede sino en el transcurso de aproximadamente 15 días. Si no llega ninguna respuesta, hay dos opciones: intentar un contacto informal con la diócesis para verificar el estado del trámite y en todo caso apurarlo, o hacer una denuncia en la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales.

Link para acceder a más información: https://www.apostasia.com.ar/index.php/tramite-de-apostasia

Nota: Luciana Laguardia