Recuerdo que de niño cuando llegaba esta época en el colegio quería que mi papá fuera a dar una charla para contar lo que era ser un veterano de guerra. En aquel entonces no tenía mucho conocimiento acerca de cómo jóvenes de 18 años con escasa o prácticamente nula preparación militar fueron a pelear contra Gran Bretaña en un helado rincón de nuestra patria.

Es importante entender que la Guerra de Malvinas fue utilizada como un aparato de propaganda para la dictadura militar vigente desde el ´76 hasta el ´83; sin ir más lejos recuerden que sucedió durante el mundial 78 en nuestro país. Por un momento ciertos sectores del pueblo se olvidaron de que vivíamos bajo un gobierno militar para embanderarse en una “causa nacional”.

Nuestros veteranos reviven cada noche en sus sueños los difíciles momentos que vivieron en las islas, los amigos y compañeros que perdieron durante el fulgor de la batalla, el hambre y el frio que tuvieron que soportar.  Ellos recuerdan la carta de aquel estudiante que iba con un chocolate (que jamás llegó), al mismo tiempo, las familias de los caídos esperan que algún día las placas que rezan: “Soldado argentino solo conocido por dios” tengan una identidad;  también las mujeres que fueron a Malvinas y al día de hoy buscan el reconocimiento que les corresponde. Porque allá están nuestros muchachos, allá en las islas si hay argentinos, con nombre y apellido.

Como hijo de un ex combatiente veo necesario mantener prendida la llama del reclamo de mi padre, junto a otros de mi generación. Porque fueron a pelear guerra por la soberanía nacional, con tan solo 18 años. Porque  aprendieron a sobrevivir mucho antes de saber lo que era vivir.  Porque volvieron y el regalo más hermoso que recibieron fue el abrazo de sus madres, padres y hermanos. Porque no tener memoria es lo peor que le puede pasar a un pueblo. Porque nosotros, la generación que les sigue, somos hijos e hijas de Malvinas, nosotros no olvidamos, ni a ustedes que están entre nosotros ni a los que quedaron allá en las islas, nuestras islas. Ustedes viven en nuestra memoria y están presentes hoy más que nunca.

A mi viejo y sus compañeros ex combatientes, gracias por ser nuestros héroes.

Leandro Tomaino.