Se estrenó el documental “La sentencia: crónica de un día de justicia”, en la Sala de las Américas ubicada en el Pabellón Argentina de la UNC. La sala estuvo repleta de gente y de emociones. En esta nota, repasamos los detalles que le dieron origen a este proyecto audiovisual de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.

“Soy un embrión jaja”, responde por whatsapp Martín “el Tano” Notarfrancesco, periodista de Canal 10, cuando conversabamos sobre las charlas iniciales que fueron gestando el proyecto documental “La sentencia: crónica de un día de justicia”.

 -Me contaron que todo surgió en una mesa de café entre vos y Waldo.

 -No era café, pero algo así… – dijo el Tano.

Eran los días previos a una jornada histórica: La lectura del veredicto final de la megacausa “La Perla-Campo de la Ribera”. Este evento cerraba el proceso judicial más importante y grande de la provincia de Córdoba y que marcó un hito para la lucha colectiva por los derechos humanos en nuestro país.

“Algo hay que hacer para ese día”, le dice el “Tano” a Waldo. Waldo Cebrero, pluma destacada de los medios periodísticos cordobeses y un comprometido con la causa de los derechos humanos (lean las notas, “El represor que amaba las flores” y la entrevista escalofriante a Héctor Vergez), salió embalado a cranear ideas para ese día tan importante.

Para el 24 de Marzo de 2015, el Centro de producción e innovación en Comunicación (CEPIC) realizó una cobertura de la marcha, en articulación con la pantalla televisiva de Canal 10, donde estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Comunicación participaron realizando tareas periodísticas con sus celulares. Eso había resultado bien y la experiencia de producir contenidos con dispositivos móviles era una inquietud que quería seguir explorando Guillermo Iparraguirre, documentalista, docente y coordinador del CEPIC.

“El día de la sentencia podemos hacer algo con los celulares” le dice Cebrero. Así germinó la primera idea de este proyecto: Realizar una cobertura especial con dispositivos móviles donde se siguieran las acciones de personajes importantes y que al final de la jornada se transmitirían por el programa informativo de Canal 10. Las charlas creativas prosiguieron y fueron cada vez más encendidas y apasionantes, hasta que la tormenta de ideas cesó con una frase: “Con todo esto tenemos una película” dice el director de la obra (Guillermo Iparraguirre).

De esta manera se puso sobre la mesa lo que iba a ser el primer largometraje de la Facultad de Ciencias de la Comunicación. “Fue muy importante participar de este proyecto, sobre todo porque fortalece las iniciativas de fomentar las producciones audiovisuales en la Universidad Pública. Eso tiene mucho valor. Y no solo el valor de la comunidad universitaria, sino de Córdoba como horizonte: Por ejemplo, yo quede fascinada y muy satisfecha con lo logrado en la musicalización de la película. La banda sonora fue compuesta, en su totalidad, por artistas locales”, comentó la jefa de producción Estefanía Galará.

Estefanía refleja la importancia de generar contenidos audiovisuales que narren las historias de nuestra ciudad y con gente de acá. En ese marco, el proyecto se compuso de un equipo enorme donde se hizo una convocatoria a egresados y estudiantes que formaron parte diferentes roles técnicos y de producción, junto a la participación de docentes, no docentes y diversos profesionales del área audiovisual.

El documental cuenta la historia de 6 personajes: Un juez (Jaime Díaz Gavier), un fiscal (Facundo Trotta), una defensora pública (Natalia Bazán), una madre (Emi D’Ambra), una testigo (Liliana Callizo) y un periodista (Jorge Vasalo). Se sigue el minuto a minuto de cada personaje y cómo van viviendo las emociones y tensiones de un día trascendental para la historia cordobesa, teniendo en cuenta que fue, tal vez, el juicio más largo que se haya registrado en la memoria judicial local: 3 años, 8 meses y 20 días.

“A mí me tocó estar con el equipo que seguía a Natalia Bazán, la defensora pública. Es re loco lo que te pasa en esos momentos. Yo sabía perfectamente quién era ella y qué papel cumplía: Hacía una defensa técnica. Sin embargo uno no puede evitar ponerse en el lugar de otros espectadores o pensar en como se ve desde otras personas, en donde por ahí uno puede llegar a creer: ‘Ella es la defensora de Menéndez, crees que es la abogada del diablo’. Y eso no es así y no se condice con el rol que tenía ella como defensora oficial”  contó Nadir Secco, uno de los sonidistas de esa unidad de rodaje.

La defensora pública oficial es uno de los personajes más interesantes de la historia, sobre todo por las sensaciones de tensión que genera su lugar en el relato, como persona designada por el Estado para defender a los imputados. “Hay un grupo de miradas que suelen identificar al defensor con el imputado”, dice Bazán en un momento de la película aludiendo a la idea de que su rol en el juicio tenía que ver con el de promover las máximas garantías de los acusados, sin prejuicios ideológicos y con el respetuoso debido proceso. Esto también deja en evidencia cómo la sentencia a los genocidas se dio en un marco de sentido real de justicia y no de venganza.

La fortaleza de Emi es lo que más me movilizó. Recuerdo cada gesto y cada palabra de ella como una demostración impresionante de entereza. Yo estaba conmovida cuando contaba sobre el enojo que sintió con sus hijos en el momento de su desaparición y como su compañero fue quien le despertó el espíritu de lucha incansable que sostuvo hasta su último día. A mí se me caían las lágrimas y ella seguía contando todo con un fuerza admirable” contó Flavia Fochesato, productora a cargo en el equipo que seguía a Emilia Villares de D’Ambra, una referente de la lucha por los derechos humanos en Córdoba. Vos fijate el esfuerzo de ella. El día de la sentencia debe haber sido el único día en que se trasladó en auto hasta el edificio de Tribunales. Durante 3 años se iba sola en colectivo desde Alta Gracia expresó con cierta emoción el realizador.

Con respecto al personaje del juez, Guillermo Iparraguirre me cuenta algo particular: “Todos los jueces federales acostumbran a tener chofer, es por cuestiones de seguridad principalmente. Y en el caso de Díaz Gavier a él le gustaba manejar y no tenía chofer, por la cual nos facilitó mucho seguir sus acciones, cuando por ejemplo contamos cómo arrancaba su día e iba a tribunales”.

Y me gustaría cerrar este compilado de experiencias y anécdotas, con un momento puntual. Las palabras de la testigo Liliana Callizo que cuenta la situación como sobreviviente del infierno: “Yo tenía una imagen, que estábamos debajo de un gran vidrio… Y pasaba la gente caminando y veía para abajo donde estábamos nosotros todos secuestrados ahí, y seguían de largo. Esa imagen tenía cuando estaba vendada y atada…”

“La sentencia: crónica de un día de justicia” tuvo su estreno el 21 de Marzo de 2018 en el Pabellón Argentina de la UNC, días previos a la 42º Marcha por la Memoria, Verdad y Justicia que se embandera bajo la consigna “Un país para pocxs, Nunca Más”. En ese contexto, el director de la película cierra el emotivo encuentro diciendo:

“Gracias por haber compartido esto con nosotros, fue muy importante dejar en la memoria el día en que juzgamos a los responsables de los crímenes más atroces de nuestra historia. Pero más importante aún es continuar con esta lucha porque el momento actual de las políticas públicas de derechos humanos está en retroceso y todavía falta juzgar al resto de los cómplices de la dictadura cívico-militar. Sigamos con esa lucha y parte de eso es ayudar a difundir esta pelicula.”

Por Matías Colantti.